Por Juan Flores
La vida esconde misterios indescifrables, cada vida lleva en el lomo millones de batallas, sueños, lágrimas y risas… No conocemos personalmente a Daniela Urzi, o en todo caso, la conocimos de manera virtual. Modelo destacada en el mundo de la moda, su cara es mundialmente conocida y ha servido la mesa de varias marcas de primera línea mundial. Llegamos a ella por casualidad, si acaso eso es posible, a través de nuestra cuenta de instagram… nos llamó la atención no su cuenta de cientos de miles de seguidores, sino su cuenta, huérfana de perfil público, dedicada al arte. Entonces descubrimos la faceta -interiorista y artística- antes que la pública. El hecho de no haber conocido a Daniela en persona no nos exime de poder sospechar o imaginar gestos, causas, sensibilidades y el despertar de una vocación que sentimos, respiró en ella en cada pasarela que caminó en su vida. Daniela es ante todo, una artista.
El impulso hacedor y el entusiasmo que vuelca en cada verbo que describe su proyecto en Miami transmite convicción y satisfacción para quien hoy, se me antoja pensar, encontró un camino de reinvención en una etapa sabia de su vida y el talento se nota a primera vista.
Gran parte de su carrera la dedico al modelaje, la pasarela y la vestimenta y esta es tal vez la rama del diseño más estricta y obsesiva, con los ojos puestos en el detalle. Y el contraste de su amplia trayectoria con su formación en el NYAD (Escuela de Arte y Diseño de New York) confluye en un paladar delicado, sensible y noble. Convive ella, aquella elegancia que resulta fácil o imposible.
La casa en cuestión se encuentra en Miami en una zona privilegiada, es de la década de los 50´. Luce un estilo racionalista típico de la época y del lugar.
Los espacios se comienzan a configurar en relación a ciertas variables propias del movimiento y del eje principal de la obra: el agua. La planta libre permite una distribución libre y flexible y la obra comienza a abrirse al paso con los juegos de luz que terminan en la galería trasera, modesta y funcional que aprovecha las vistas al agua.
Daniela tiene cuarenta y tres años, mide un metro setenta y siete centímetros, tiene ojos azules; desde sus jóvenes 16 años es modelo. De la mano del modelaje conoció el mundo todo y personas muy interesantes; en muchos de sus viajes, desde siempre, su sensibilidad con el diseño y el arte la llevaron, con la fuerza inexorable propia del destino, a tiendas de diseño, museos, artistas, diseñadores de mobiliario…
El proyecto de reforma y modificaciones que soporto la casa estuvieron a cargo del arquitecto Luis Calvete y el agregado importante en el metraje aportó un estilo racionalista Californiano. La diseñadora Urzi estuvo detrás de cada centímetro proyectado de la obra, acompañando a Calvete en las refacciones y decisiones más minuciosas de la obra.
El detalle de la terminación no es menor y es tal vez el rasgo distintivo que marca la diferencia en la labor profesional junto con la habilidad de crear algo más que un espacio -o una correcta lectura de líneas en una cuadricula-, en esta obra la artista proyectó atmósferas que se desligan casi de manera imperceptible de un espacio para crear otro. Esto tal vez se debe a una correcta lectura de la locación, tal vez provino de alguna experiencia de las tantas vividas, o quizá devino de ese sentir propio argentino tan particular. Daniela Urzi es muchas cosas pero antes que todo, es Argentina, y en momentos donde todo parece estar correcto, Daniela recorre un poso más allá. Con el proyecto plasmado en la tranquilidad que las páginas que esta revista generan, alejados del frenesí de la obra, no lo veamos con claridad, pero la diseñadora persiguió la perfección hasta puntos insólitos. El eje del patio se conforma por el Gumbo Timbo, árbol difícil de conseguir hasta en Miami, donde parecen vender todo en cualquier estación, fue una pieza que la diseñadora sabía muy bien que no podía faltar hasta que lo consiguió, a tres horas en auto y en con sus manos. De igual manera, con gestas heroicas, se fueron realizando diversos espacios de la casa como los arcos de la escalinata que rodean al árbol, el cálido y elegante diseño de las luminarias exteriores; todo diseñado y soñado por ella.
Fotografía Daniela Urzi