Vivo-Tripodi en El Reparo

Lo primero que surge al recorrer la obra del estudio Vivo-Tripodi es la experimentación, la creatividad y la voluntad por generar proyectos que aporten una mirada distinta, una mirada nueva y fresca sobre la arquitectura y el diseño.

Son arquitectos inquietos, que estudian y que miran al mundo y se emocionan. Estudian a los grandes representantes de la arquitectura y aprenden. Así podemos encontrar en sus obras influencias de arquitectos paulistas, especialmente de Marcio Kogan. También se puede ver la mirada reflexiva y artística de los gigantes suizos, Herzog y de Meuron. Este lado intelectual y reflexivo del estudio Vivo-Tripodi es acompañado de un gran talento para proyectar y construir.

Presentamos a continuación una de las obras de un estudio que sin lugar a dudas va a dar de que hablar en los próximos años.

La casa diseñada y construida por el estudio Vivo-Tripodi se desprende de la geografía del campo uruguayo de manera casi imperceptible. El diseño del proyecto comenzó a gestarse a partir de las variables climatológicas, como la orientación, la temperatura y los vientos. La geografía y el estudio del terreno marcaron también sus límites, gestando las bases para que posteriormente el estudio, en esa ecuación, agregara su propia percepción de lo que la disciplina de la arquitectura debería hacer allí. Y la solución de la cual termina de desarrollarse el proyecto surge del vínculo y cuidado del entorno natural. Como decía al comienzo, la casa crece del entorno, imita la geografía y se camufla entre verdes y rocas.

La casa es un pabellón que se desarrolla en el plano horizontal donde aparentemente los límites parecen estar definidos. Es al recorrerla que uno descubre mediante grandes aberturas móviles que el prisma comienza a descomponerse fundiendo los interiores con los exteriores.

La arquitectura de interiores estuvo a cargo de Valentina Cancela y Mariana Laureta, en asociación con el estudio Vivo-Tripodi. Los muebles casi en su totalidad son de Kave Home y de manera sutil recrean los ambientes con piezas de diseño que aprovechan el paisaje. Los espacios son reducidos y el diseño y elección de mobiliario resuelven los espacios a partir del confort, la sencillez y un número reducido de objetos.

Los tonos pasteles que transmiten singular tranquilidad se conjugan en toda la obra menos en la oficina, que luce un color mostaza intenso.

La casa, ubicada en Minas, es una obra de arquitectura que representa un sentir y una forma de hacer arquitectura muy concreta, mientras que a su vez se ocupa de pensar la arquitectura a través del habitante. La esconde de este para poder recorrerla y habitarla; este es un carácter que, a mi entender, toda buena obra de arquitectura debería tener.

Fotografías Marcos Guiponi

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