La Arquitectura alcanza la sutileza del paisaje natural. El gesto se materializa con respeto y profundo sentimiento de integración. El proyecto de Carolina Pedroni y Delfina Riverti conmueve desde la rica austeridad que propone y surge de la lectura emocional y práctica del paisaje, la casa está implantada sobre un médano frente al mar, en una esquina del paraíso que se llama San Antonio, Rocha.
La construcción es de estructura liviana, en madera, de modo de lograr un impacto mínimo en el paisaje. La casa se despega del suelo mediante una serie de columnas de madera sin alterar los médanos naturales, liberando las visuales y dejando un espacio de sombra y fresco para hamacas. La estructura consiste en una serie de columnas de madera, cuatro en los vértices en forma de cruz que brindan mayor estabilidad y el resto cuadradas. Se utilizó un sistema de contrafuertes diagonales que trabajan en conjunto con un muro central de hormigón, evitando la oscilación generada por los grandes vientos. Las vigas son dobles, asegurando la estabilidad del conjunto. El volumen es un prisma rectangular socavado por dos patios. Uno al mar, estar al aire libre, otro protegido de los vientos, comedor exterior con parrilla.
En su interior una gran biblioteca divide el sector público del estar, comedor y cocina integrada del sector privado, tres dormitorios, dos de ellos con baño compartido y la suite principal con vista al mar. El proyecto propone una graduación espacial que aporta magia al tránsito, desde el interior al exterior, pasa por los espacios intermedios semicubiertos, tanto en los patios como en la pasarela hacia la playa. El límite exterior está materializado por una piel o trama que va variando desde muro cerrado, a calado y totalmente abierto según la orientación y vistas. El proyecto genera un diálogo vital entre el lenguaje arquitectónico y el territorio. Y el resultado enamora. El equipo de trabajo conformado por Carolina y Delfina incluyó al Arquitecto Miguel Rossi, quien se ocupó de la coordinación general de la obra que ocupó 295 metros cuadrados.
Fotografía Roberto Riverti