Michel Rojkind integra la generación de relevo en el firmamento plástico de la Arquitectura Mexicana. Su obra logra reinterpretar el maravilloso acervo histórico de la cultura azteca al tiempo que alcanza un lenguaje propio que nutrido por el acopio ancestral mantiene su vigor y contundencia al tiempo que suma suavidad y cierta ternura formal.
En la obra de Rojkind encontramos referencias claras a los mejores momentos de la Arquitectura mexicana histórica y también moderna. En su concepción del espacio aparece el dato de la monumentalidad y también el detalle que abriga, contiene y genera intimidad. Los colores y las formas se relacionan con ese lugar en el mundo donde el pasado mantiene una fuerte presencia que sin llegar a condicionar, al menos en el caso de Rojkind, si estimula y establece puntos de partida que resultan esenciales. El pasado referido está en el gesto que al resolver un tema, programa, al mismo tiempo aporta al lugar, que la arquitectura es también un medio de comunicación.
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